Por: JOHN ÉDINSON ALMEIDA CALDERÓN | Licenciado en Español y Literatura| Publicado el 6 de junio de 2013
“…mucha gente siempre me pregunta que pa’ qué otra película sobre el desplazamiento, y yo no he podido saber cuál otra película hay en el cine colombiano sobre el desplazamiento…” (Carlos César Arbeláez).
Entrevista realizada el 29 de mayo del 2011 en la ciudad de Medellín.
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Carlos César Arbeláez es, en la actualidad, uno de los más reconocidos cineastas colombianos. Nació en Medellín, en 1967. Ha realizado algunos cortometrajes, La edad del hielo y La serenata, como introducción al lanzamiento de su carrera cinematográfica; carrera que encuentra su más alto punto con su Opera Prima: Los colores de la montaña; película que le abre las puertas a nivel nacional, en el Festival Internacional de Cine de Cartagena, e internacional, en el Festival Internacional “Cine político para el siglo XXI”, en la ciudad de Ronda (sur de España); en el Festival de Cine de Toulouse, en donde recibe el Premio Cine en Construcción; y, finalmente, en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián, en donde también es reconocido su trabajo con un galardón. Asimismo, Los colores de la montaña fue la candidata de la Academia Colombiana de Artes y Ciencias Cinematográficas para participar por los Premios Oscar 2012. De esta manera, nace una nueva figura de Colombia para el mundo detrás de las cámaras.
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Era domingo en la mañana, el Hamaquero (un personaje famoso en Medellín) nos invitó a su programa de radio Defensa de la palabra, el cual se transmite desde la emisora ubicada en el Paraninfo (antigua sede la U. de A.). Nos comentó que en su programa entrevistaría al director de la famosa película colombiana Los colores de la montaña. Casi al medio día concluyó el conversatorio, y todos los invitados al programa nos dispusimos a salir; en ese momento el Hamaquero gritó: “Carlos César, los pelaos quieren hacerte unas preguntas a vos”...
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John Almeida: ¿Qué piensa usted del nuevo cine colombiano?, me refiero a cineastas como Ciro Guerra, como Rubén Mendoza y como usted; ¿y cuál es la relación entre ustedes como creadores del nuevo cine colombiano?
Carlos César Arbeláez: Lo que pasa es que como yo vivo en Medellín y aquí como casi no hay cineastas, pues me siento un poco solo. Está, por ejemplo, Sandra Higuita que está terminando su ópera prima, Gonzalo Mejía que es de otra generación y está terminando también su ópera prima. Y entonces, apenas estamos haciendo cine los cineastas desde la Ley de Cine de hace cuatro años y entonces tampoco es que haya todavía muchos cineastas y mucho ambiente cinematográfico. Pues con Rubén, obviamente, él es amigo mío, nos hemos encontrado en muchos festivales, él ha venido acá, somos amigos desde hace muchos años; y no sé si mis películas se parecen a las de él o viceversa. Hay ahora como un boom de cine colombiano y todos están usando, por ejemplo, actores naturales; es lo único que estoy viendo, actores naturales o combinado: actores naturales con actores profesionales. Creo que sí se está abordando un poquito la realidad colombiana desde otra perspectiva un poco más intimista, menos sociológica, menos evidente. Pero no sé, yo creo que está muy prematuro para hablar de nuevo cine colombiano, yo creo que todavía hay películas colombianas y directores colombianos, no creo que haya una corriente todavía. Lo que sí es cierto es que las películas colombianas están teniendo mucho éxito en el exterior, a pesar de que se están haciendo tan poquitas, solo dos o tres al año y eso es un verdadero milagro.
J: De todas maneras, con la Ley de Cine, el cine ha empezado a surgir un poco más en nuestro país. Pero, a pesar de esto, ¿cuáles fueron las dificultades más grandes que usted encontró a la hora de comenzar en el ámbito del cine?
C: La principal dificultad de cualquier cineasta, como yo, casi siempre es el dinero, conseguir la financiación de la película. Lo otro es que yo quise trabajar con actores naturales y los productores estaban un poco asustados, por el tema de los niños actores naturales, campesinos actores naturales para hacer una película; ellos pensaban que trabajar con actores naturales les iba a quitar muchos espectadores. Y pienso también que el tema de la violencia, por el cual mucha gente siempre me pregunta que pa’ qué otra película sobre el desplazamiento, y yo no he podido saber cuál otra película hay en el cine colombiano sobre el desplazamiento, no la he podido encontrar. Principal eso, que todos me preguntan que para qué otra película sobre el desplazamiento. Pero no, la película fue bonita, interesante. También decían que iba a ser una película de festivales, que solamente iban a ser 30.000 espectadores o 40.000 como otras películas colombianas, porque estaba el público cansado de eso, y mira que todo eso no resulto cierto.
J: Una de las particularidades de su película es el manejo de la imagen, sobre todo con lo relacionado a la violencia. ¿Cómo describiría usted el uso que se le dio a las imágenes en la película?
C: Ajá. Pues yo creo que una cosa muy linda fueron los niños; los niños definitivamente le aportaron mucho a que le gente bajara un poco la defensa frente a este tema del desplazamiento; ellos le dieron todo ese encanto, esa poesía que necesitaba. Aunque me demoré un año buscando este niño, Hernán Mauricio, hice un casting de no sé cuántos miles de niños para encontrarlo, creo que tuve mucha suerte en encontrar este actor. Y entonces, es también haber dejado mucha violencia fuera de cuadro; también está, pues, el paisaje, haber metido tanto el paisaje antioqueños, este paisaje tan hermoso de Jardín… Eso también ayudó a que la gente dejara un poco toda esta prevención que tiene sobre el tema de la violencia que yo no sé si sea el público o los periodistas. Y la gente sale muy conmovida. No creo que una película pueda cambiar una realidad social de un país ni nada, pero pienso que el cine debería serle un poco útil a los hombres y yo pienso que con esta película mucha gente va a mirar este fenómeno social con unos ojos distintos.
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